Un verano de alegría, reflexión y renovación.

Tammuz 5781- Shabat Pinhas
Junio 2021
 Un verano de alegría, reflexión y renovación

Cada año a muchos de nosotros les ocurre lo mismo. Llega el verano con sus noches cortas, y sus días calurosos. Estamos cansados, pues entre el trabajo, la casa, la familia hemos parado poco desde nuestras últimas vacaciones. Llega julio y no pensamos más que en disfrutar de unos días de libertad, viajar, desconectar, descansar, pasarlo bien con la familia y los amigos. Es algo normal. Es un descanso merecido y necesario.

Sin embargo, la belleza y la alegría del verano en ocasiones actúan como un tupido velo que nos nubla la vista y nos impide vivir con plenitud uno de los momentos más mágicos, y de mayor carga espiritual del calendario hebreo.

Este domingo pasado, 17 de Tammuz, hemos recordado el comienzo de la destrucción de Jerusalem a manos de Nabucodonosor. Un día triste que inaugura un periodo de tres semanas de aflicción que culminan con Tishá B’Av: la destrucción total de Jerusalem y del primer y segundo Templo.

Nuestros sabios siempre fueron conscientes de la estrecha relación entre la destrucción de Jerusalem y la corrupción moral de la sociedad de su tiempo. Es decir, a la destrucción material le precedió una destrucción espiritual. De hecho, en Tishá B’Av recordamos otras muchas catástrofes acaecidas en la historia del pueblo judío, entre ellas un episodio que nos habla de la destrucción de unos valores. Se trata del episodio del Becerro de Oro al que Moisés responde con la destrucción de las Tablas de la Ley. Un episodio que trata ante todo de nuestra falta de lealtad y de nuestro alejamiento de los valores de la Torá. La devastación de Jerusalem que recordamos durante estos días de verano no es más que la proyección en un espejo de la ruina de nuestra alma.

Como es tradicional, a Tishá B’Av le siguen 7 semanas, denominadas de consolación, durante las cuales leemos una serie de haftarot (lecturas proféticas) que hablan de reconstrucción, de sanación, de esperanza. Estas semanas están coronadas con la celebración de Rosh Hashana, el año nuevo judío que nos invita a comenzar de nuevo, a restaurar las grietas de nuestro corazón y a abrazar la reconciliación diez días más tardes en el día del gran perdón. El día de Yom Kipur nos hace revivir el momento en el que Moisés vuelve a bajar del Sinaí con un segundo set de Tablas de la Ley, unas nuevas tablas que simbolizan la reparación de todo aquello que fue dañado.

Durante estas semanas de verano tenemos la oportunidad de sumergirnos en los secretos de cómo lidiar con la destrucción, el consuelo y la renovación: el misterio de la eternidad que nos ha mantenido unidos a través de siglos de destrucción y reparación.

Este Shabat leemos una bellísima haftarah del profeta Jeremías, testigo de la destrucción de Jerusalem y del exilio en Babilonia del pueblo de Israel. La haftarah es una invitación a la esperanza, y a la valentía. En la ardua tarea de reparar las fisuras de nuestra alma, nuestra particular Tablas de la Ley, no estamos solos. Nos recuerda Dios, a través de las palabras de Jeremías: “Antes de que fueses concebido en el vientre de tu madre, yo ya te conocía. Antes de que salieses de su vientre, yo ya te había consagrado” (Jeremías 1:5) No tenemos que aparentar lo que no somos sino dejarnos curar por Quien nos conoce desde antes de nuestra propia existencia, desde la eternidad.

Vivamos un verano de alegría en familia, pero también un verano de reflexión y de reparación que sane nuestros corazones, y nuestra relación con Dios y los demás. No estamos solos, lo dice la Fuente de toda salud a través de su profeta: “No tengas miedo, yo estaré contigo” (Jeremías 1: 8)

Feliz verano

Rabbi Haim Casas

La Sinagoga Abierta Córdoba

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