Sólo cuando somos capaces de salir de nuestro ego y encontrar al otro, ver al otro como un compañero con quien construir un futuro mejor, que podemos estar seguros de la belleza del porvenir. Un futuro construido sobre la humildad y la paz.
Cada uno de nosotros tiene algo único que lo hace irrepetible. Cada uno de nosotros tiene unas cualidades que nos hacen ser un tesoro para la sociedad, para la comunidad. Todos tenemos algo que aportar y sólo cuando trabajamos unidos, respetando nuestra diversidad, podemos verdaderamente transformar la realidad, construir un mundo mejor.
Todos conocemos el rol jugado por Moisés a la hora de liberar a los hijos de Israel de la esclavitud. Moisés es el gran líder salvador. Sin embargo algo que nos enseña la parashá de esta semana es que Moisés y Aarón son complementarios el uno al otro, ambos son imprescindibles en esta historia de salvación.
Dios pide a Moisés que transmita un mensaje al Faraón. El Faraón debe dejar marchar al pueblo de Israel en libertad. Y varias ocasiones Moisés responde a tal demanda:
“Soy una persona con una capacidad limitada para hablar” (Éxodo 6:12, Éxodo 6:30).
Moisés no se ve capaz de entrar en una discusión dialéctica ni con los israelitas, para animarlos a dejar Egipto ni con el Faraón y su corte para que estos permitan a los hijos de Israel marchar en libertad al desierto.
La respuesta de Dios en su Torah es sorprendente: No te preocupes Moisés,
“Aarón será tu profeta” (Éxodo 7:1).
¿Cómo es posible que Moisés necesite un profeta? ¿No es acaso Moisés el más grande de todos los profetas? Tal y como leemos en Deuteronomio 34:10:
וְלֹא־קָ֨ם נָבִ֥יא ע֛וֹד בְּיִשְׂרָאֵ֖ל כְּמשֶׁ֑ה אֲשֶׁר֙ יְדָע֣וֹ יְהֹוָ֔ה פָּנִ֖ים אֶל־פָּנִֽים
«Y no ha existido otro profeta en Israel como Moisés, quien conoció a el Señor cara a cara.»
Cada uno de ellos tenía que aportar algo al pueblo, una enseñanza, unos valores sobre los que construir el futuro de la sociedad israelita.
Moisés es conocido por su humildad, anav mikol Adam, el humilde entre todos los hombres (Números 12:3). Es la humildad de Moisés lo que le permite llegar tan alto, ya que su máxima grandeza radica en su capacidad para no concentrarse en sí mismo.
A pesar de sus grandes talentos y habilidades, la humildad de Moisés es una expresión de su convicción de que todo lo que ha logrado se debe lo debe al Creador. Él se ve a sí mismo como un Eved Hashem, un servidor de Dios, y así como un sirviente leal no se enfoca en sus propios deseos sino que se esfuerza por ser fiel a la misión que le ha sido encomendada,y en servir a los demás también Moisés el anav, el humilde es también Moisés, el eved, el siervo. Moisés es el más grande de los profetas porque es el profeta de la humildad.
Dios aconseja a Moisés que no se dirija solo al Faraón, sino que lo haga acompañado de su hermano Aarón. Aarón hablará por él, será su profeta. Aarón es presentado por nuestra tradición rabínica como un hombre hacedor de paz. Dice el Pirkei Avot:
«Sé como los discípulos de Aarón, amantes de la paz, constructores de paz .»
(Pirkei Avot 1:12).
Aarón es un profeta de paz.
La palabra navi, profeta, comparte raíz con el verbo nav, dar fruto. El profeta es aquel que aporta algo positivo al mundo, aquel que da un fruto bueno. Somos más fructíferos cuando trabajamos juntos y cada uno aporta el tesoro que lleva en su interior.
Es por ello por lo que el tándem Moisés y Aarón se dirige al Faraón. Cada uno de ellos tiene una cualidad que le es única, cada uno tiene algo que aportar. Uno aporta la humildad y otro la paz. Es sobre la humildad y la paz que el futuro de un pueblo puede construirse. La humildad de trabajar para el bien común y no sólo para uno mismo. La capacidad de trabajar por una sociedad mas cohesionada, mas igualitaria donde sus ciudadanos puedan vivir en paz.
En la parashá encontramos el modelo opuesto, aquel del Faraón y su corte. Este modelo trae la destrucción de la sociedad, representada aquí por las diversas plagas, una sociedad sin futuro, representada en el relato por la muerte de los primogénitos.
La Torah esta semana nos enseña que cada uno de nosotros tiene un rol fundamental a jugar en la construcción de la comunidad, de la sociedad. Unos son buenos en una cosa, y otros en otra. Moisés es capaz de reconocer sus limitaciones y de aceptar la ayuda de su hermano. Sólo cuando somos capaces de salir de nuestro ego y encontrar al otro, ver al otro como un compañero con quien construir un futuro mejor, que podemos estar seguros de la belleza del porvenir. Un futuro construido sobre la humildad y la paz.
Shabat shalom!!
Rabbi Haim Casas
La grandeza de Moshe tan lejos de la perfección externa que tanto se valora hoy.
Su necesidad de ser traducido por Aron nos dice también que todos somos necesarios y que Ds elige como profetas a quienes los hombres jamás elegirían. Fantástico comentario, Haim
Muchas gracias Julia por tu comentario. Mucho shalom!! Rabbi Haim
buenos días rabí. shalom. sé que no es la hora pero le escribo para suplicarle que me ayude a cambiar de ciudad, para irme para allá. lo único que necesito es un maestro para completar mi conversión, una sinagoga, y un hospital. ya he averiguando y los derechos que tengo aquí los tendría allá. estoy viejo, solo y enfermo, sólo sé escribir y quiero dedicar mis últimos años a hacerlo en paz hablando mi lengua natal en la calle. dios quiera que me pueda ayudar. bueno, ya lo hace con sus facebooks. que dios lo bendiga. gustavo gomez giraldo
Querido Gustavo. Le mando mi bendición y mis deseos de pronta recuperación.