En este Shavuot seamos un pequeño desierto de silencio y humildad.
Cada año en Shavuot celebramos el don de la Torá, el mayor tesoro que el pueblo judío jamás haya poseído. Un tesoro sobre el que durante siglos cada generación ha fundamentado su vida, su cultura, su espiritualidad y sus valores. Precisamente la parashá que acabamos de leer antes de celebrar la fiesta es parashá Bamidbar que podríamos traducir como «en el desierto». Precisamente el desierto tiene mucho que enseñarnos.
La Torá fue entregada en el desierto, en tierra de nadie, en medio de la nada. Quizás hubiera tenido más sentido que algo tan sagrado y tan preciado como la Torá fuese entregado en un sitio de mayor relevancia como por ejemplo Jerusalem.
Dice el Midrash: » Todo aquel que no se presenta con la sencillez del desierto no puede adquirir la sabiduría de la Torá» (Bamidbar Rabah 1:7) En la misma línea dice el Talmud: «Si una persona no es humilde como el desierto, que está abierto a todos y se deja pisar por todos, su estudio de la Torá no permanecerá, se le escapará de entre sus manos.» (B.Eruvim 54a)
El desierto simboliza la humildad, la humildad necesaria para recibir la Torá.
El Midrash sigue diciendo: «Cuando Dios se estaba preparando para dar la Torá, todas las montañas dieron un paso al frente y declararon por qué pensaban que se les debía dar a ellas la Torá. Una digo «yo soy la más alta». Otra añadió «yo soy la de mayor pendiente». Finalmente Dios eligió el monte Sinaí por ser el mas humilde.»
La palabra desierto en hebreo midbar coparte raíz con dabar que significa cosa, palabra. Es en el desierto, donde aparentemente no hay nada que encontramos el Todo, la Palabra. Es en lo pequeño, en aquello que los demás a menudo ignoran, donde podemos encontrar la base sobre la que construir algo grandioso. Tal y como reza el salmo: «la piedra que desecharon los arquitectos se ha convertido en piedra angular.» (Salmo 118).
En estos momentos en los que la violencia arrasa Israel y la división vuelve a resquebrajar la frágil unidad de nuestro pueblo; En estos momentos en el que cada uno quiere alzar su voz cómo si estuviese en posesión absoluta de la verdad… Hagamos una parada para convertirnos en un pequeño desierto de silencio y humildad en él que poder dar la bienvenida a las palabras de la Torá.
Paz, Shalom, Salam.
Rabbi Haim Casas
Querido Haim: Gracias por compartir tanta belleza y sabiduría. Es muy importante mantener la humildad en el ser humano y recibir las palabras de la Torá.
Gracias Haim. Por hacernos pensar ?